sábado, 16 de marzo de 2013

Capitulo 31 y 32


Capítulo 31

— ¿Aun sigues pensando que perderé?— le pregunte a Gas riendo
—Debo aceptar que me sorprende— dijo incrédulo — ¿Y qué es eso?— pregunto señalando con la mirada la caja blanca
—No lo sé— conteste sincera mientras tomaba la tapa para abrirla, al ver el contenido me fue imposible no reír, eran las botas que yo había tirado ayer.
—Está loco si piensa que tú usaras esas— dijo seguro Gas
—Yo las compre— le dije y sus ojos se abrieron como platos
—Imposible.
—De verdad— reí —Ayer me dijo que yo no era su tipo y las compre— le explique —Según el aun así seguía sin agradarle y cuando llegue a mi casa las tire a la basura— Gas negó con la cabeza
—Ese tipo está pisoteando a Lali Esposito?— rio
—Por ahora— sonreí —Me las cobrare todas Gas.

—Hay ahora si quedaste linda— esa hipócrita voz — ¿Que vendrá después? ¿Pantalones rasgados y chaqueta de cuero negro?— soltó una carcajada
—Olvide que querías los zapatos— hice una mueca de molestia —Pero seguro que los encuentras en el basurero del segundo piso— seguí caminando sin siquiera voltear a verla, no me interesaba ponerme a discutir ahora.
Las clases pasaban rápido, me era difícil poner atención tratando de encontrar el motivo por el cual Lanzani quería verme en la salida, siendo que no paraba de decir ‘Aléjate de mí’
Era divertido ver como todos se sorprendían ante la ausencia de mis tacones, había sido un cambio drástico.

Finalmente el último timbre del día y la ‘fabulosa’ profesora no se cansaba de hablar. Típico, quieres salir temprano y a los maestros se les ocurre quedarse más tiempo. La dictadora cerró su boca y por fin nos dio la salida, junte mis libros para poder ir a mi casillero y dejar los que no necesitaría para hacer tareas.
Habíamos sido el último salón en salir, seguramente Peter ya se habría ido, algo desilusionada… Salí del edificio, de verdad quería saber que quería.
Bajaba las escaleras del edificio cuando logre verlo, estaba sentado en una de las bancas de la acera del plantel, viendo hacia el estacionamiento. Sus codos estaban recargados en sus rodillas donde estaba su chaqueta, ahora solo vestía blanca camiseta, la blanca y provocativa camiseta.
Me acerque procurando no hacer ruido, logre mi cometido y lo abrace por la espalda, se sobresaltó un poco pero al darse cuenta de que era yo no se movió.
—Acéptalo te agrado— le susurre en el oído y después bese su mejilla
—Basta— dijo serio poniéndose de pie, tratando de liberarse de mi abrazo —Sabes bien lo que pienso de ti— rodee la banca para acercarme a el
—Y quiero cambiarlo…— le dije seriamente — ¿No te das cuenta?
—Lo que no entiendo— negó con la cabeza — ¿Por qué conmigo? ¿Qué no puedes seguir a otro de los cientos de chicos de aquí?— dijo con fastidio —Por enésima vez, aléjate de mí, búscate a otro y así los tres salimos ganando— paso su mano por sus chinos
— Me agradas. Si, si puedo seguir a cualquiera de los otros chicos de aquí pero… no quiero— le respondí sus preguntas.
— ¿Por qué?
—Porque cualquiera me diría que sí a la primera…— reí —Y dicen que lo que fácil viene fácil se va— acomode mi bolsa en mi hombro —Pero no te molestare más, como te dije hace rato ya fui suficientemente rechazada— hice un intento se sonrisa —Rompiste record Lanzani — suspire — ¿Era para eso que querías verme?— que patética, yo esperaba que fuera para decirme que está enamorado de mí y quiere gritarlo a los cuatro vientos. Exagerada ¿no creen?
—No, no era para eso— dijo con un tono más suave —Era para…— comenzó a hablar pero al parecer se arrepintió —Para nada, olvídalo— saco sus llaves de su bolsa y tomo su mochila que estaba aún en la banca.
—Vamos dime— insistí antes de que comenzara a caminar
—No— volvió a negarse
—Necesitas mi ayuda…— alargue risueña y su mirada callo hasta el piso —Dime, no le diré a nadie que me pediste ayuda— reí y puso los ojos en blanco
— ¿Podrías cuidar a Mili y a
Bauti por unas horas?
— ¿Que no era que no querías que se relacionaran conmigo?— pregunte divertida
—Sabes olvídalo— dijo molesto y comenzó a caminar
—Hey Hey— camine detrás de él y lo tome del brazo —Renta un sentido del humor— le dije mientras lo hacía voltear hacia mí —Claro que los cuido— sonreí
—G-Gra
—Si no lo quieres decir no lo digas, no es necesario— lo interrumpí ante su dificultad para agradecerme.
—Tengo que ir a la tienda, tengo tres días de no ir y el que los cuidaba mientras yo no estoy hoy no podrá hacerlo, llegare cerca de las ocho ¿está bien?— asentí perdida en esos ojos miel. —Ten…— me entrego las llaves de la casa
—Entonces… nos vemos en un rato— se dio la media vuelta para caminar hacia su motocicleta.


 Capítulo 32

Subí a mi auto, no me molestaba en lo absoluto pasar el día con Mili y Bauti, después de todo si no lo hiciera me la pasaría totalmente aburrida en mi casa.
Conduje hasta el colegio de Mili, batalle un poco para recordar el camino ya que la vez que había ido con Peter me la había pasado observándolo a él.
— ¡Lali viniste!— alargo con felicidad al verme
— ¡Sí!— le conteste igual de entusiasmada —Y no solo eso — sonreí ampliamente —Hoy yo los cuídate— le conté y un alegre ‘Wi’ salió de sus labios.
Se sentó en el asiento del copiloto y sola abrocho el cinturón de seguridad. Partimos ahora con rumbo al colegio de Bauti quien al igual que su hermana se emocionó al verme ¿Por qué Peter no podía ser así?

— ¿Que se les antoja de comer?
—Espagueti— dijo Mili
—Tiras de Pollo— segundos después dijo Bauti
— ¿Ambos?— pregunté y claramente no se negaron
Según los pequeños había pollo en su casa así que solo habría que comprar los ingredientes para el espagueti, Así que llegamos a un supermercado para comprar las cosas.

—Lali ¿podemos llevar este?— pregunto Mili agitando una caja
— ¿Qué es?— pregunte y me entrego la caja —Mili pero yo no sé hacer pasteles— le advertí cuando me di cuenta de lo que era.
—Detrás vienen las instrucciones— señalo Bauti
—Está bien— como negarle algo a ese par — ¿Pero ustedes me ayudaran ok?— ambos asintieron y yo deje caer la caja en la canasta junto con las demás cosas.
Hicimos de comer, comimos, los ayude con sus tareas así el sábado y domingo los tenían libres, jugamos, vimos televisión y justo a las siete con treinta minutos comenzamos con el pastel.
Bauti leía las instrucciones y Mili mesclaba los ingredientes, solo con algunas cosas con las que ella no podía yo la ayudaba. Vaciamos la mezcla de chocolate en un recipiente especial para pasteles, de ahí yo me encargue de meterlo al horno.
Ocho cuarenta, Peter aun no llegaba y el pastel tampoco estaba listo.
—Por qué no suben, se dan una ducha, se cambian y así bajan y el pastel ya está listo— ambos obedecieron y subieron a sus respectivas habitaciones.
Saque el pastel del horno y comencé a ponerle la cubierta, al igual de chocolate. No demore ni cinco minutos en hacerlo. Una vez terminado lo deje sobre la barra, mientras que me llevaba todos los artefactos con los que lo hicimos al lavabo.

—Llegue— era la voz de Peter que se escuchaba en el living. Hace una hora que debiste haber llegado. Continúe limpiando las cosas que habíamos usado para el pastel, ya casi terminaba solo faltaba guardarlo todo en su lugar — ¿Y los niños?— escuche ahora más cerca. Me di la media vuelta para poder verlo.
—Arriba— gire nuevamente hacia el lavabo —Se fueron a darse una ducha y cambiarse— seque mis manos con una pequeña toalla blanca y camine hacia la barra.
—Wow— dijo sentándose a un lado de la barra — A Nico le tomo semanas lograr que lo obedecieran. — enfoco su mirada en el pastel que aún estaba en la mesa — ¿Y eso? — pregunto volteando a verme.
—Mili y Bauti lo hicieron.
—No te creo— negó con la cabeza
— ¡De verdad!— reí —Yo solo los ayude a meterlo y sacarlo del horno— era cierto.
—Sigo sin creerte— rio. Su risa era hermosa no sé por qué no lo hacía más seguido. Acerco su mano al pastel y tomo un trozo.
— ¡No!— alargué en tono de reproche —Toma un plato y cubiertos— me di la vuelta para tomarlos pero cuando se los entregue ya tenía la boca llena. —Peter…— le dije riendo
—Disculpa mis malos modales, no soy como Pablo — tomo otro pedazo y lo llevó a su boca.
— ¿Y qué tiene que ver Pablo en esto?— solo se estaba descubriendo —No me digas que…— dije sorprendida acercándome más a él — No me digas que estás celoso— sonreí mordiendo mi labio inferior
—No te lo digo porque no es cierto— otro pedazo de pastel fue llevado a su boca para ser masticado de la manera más sensual que había visto.
—Tienes chocolate aquí— le dije señalando mi comisura de los labios mientras comenzaba a reír
—No me importa— articulo y siguió comiendo
— ¡Basta!— dije con desespero —Deja de comer con las manos— tome el tenedor y la servilleta que había dejado en la mesa y se los acerque.
—Me niego a usarlos— ¿Qué no podía parar de comer?
—Eres un maleducado— le dije riendo al mismo tiempo que alejaba el pastel —Dame— exigió
—No— le respondí —Déjale algo a tus hermanos— rodo los ojos y cruzo los brazos recargándose en la mesa. —Ven— tome la servilleta y me acerque a él tomándolo del brazo para hacer que junto con la silla girara hacia mí. Su mirada vagaba por el techo mientas que yo por dentro me debatía por limpiar ese chocolate con la servilleta o con mis labios. Tenía que hacerlo a pesar de ya haberle dicho que lo dejaría en paz.
Puse mi mano suavemente en su mejilla para luego cortar a cero la poca lejanía que había entre nuestros rostros.
No era precisamente un beso, pose mis labios en la comisura de los suyos y deslice lentamente mi lengua llevándome todo rastro de chocolate. Era delicioso el sabor del dulce, pero no tanto como el de sus labios.
Algo ¿apenada? me aleje —Y-ya no tienes ma-más chocolate— limpie con la servilleta tratando de ignorar su fija mirada —Creo que será mejor que me valla— acomode mi cabello y le saque la vuelta para salir de la cocina pero frustro mi huida tomándome de la muñeca. —Lo siento, dije que no molestaría más pero…— comencé a hablar aceleradamente. Voltee a verlo y estaba de pie nuevamente con esa intimidante mirada, dio los dos pasos que había de distancia entre nosotros. Puso decisivamente su mano en mi cintura y sin perder el contacto visual soltó mi muñeca para tomarme de la nuca y atraerme a sus labios.

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