sábado, 27 de abril de 2013

Capitulo 19


Este capitulo es dedicato a  @luciavega14 :) creo que saben que va a pasar ;)
Es MUY ZARPADO aviso por las dudas




Capitulo 19

Se giró para irse de nuevo. Pero Peter la cogió del brazo, cerró la puerta y la apoyó contra su cuerpo, entre él y la madera maciza de esta. Acarició su mejilla. Y sobraron las palabras. Peter empezó a comerle la boca, desesperadamente. No había luz, apenas, solo por un par de agujeritos de la persiana de la ventana de la habitación de Peter. Lali rodeó su cintura con los brazos. Peter la abrazó. Ella apoyó su cabeza contra su hombro y empezó a llorar de nuevo.

- No vuelvas a decir eso, no vuelvas a insultarte. – dijo contra su cuello – tu eres lo más perfecto que mis ojos han visto nunca… y yo… yo…
- ¿Tu? – murmuró Lali, separándose y mirándolo. Sus pupilas se habían acostumbrado a la oscuridad y podía distinguir la figura de Peter, y viceversa.
- Te amo, joder… te amo más que a nadie en este puto mundo. – volvió a besarla.

Y en ese instante, nada importó. Solo ella, ella… Lali, que estaba entre sus brazos, que la quería, que la amaba, y se lo quería demostrar de todas las maneras posibles. No la dejaría marchar, no… porque sabía, ahora lo veía claro, no tenía dudas, de que… de que su corazón la había estado esperando a ella, y solo a ella… Lali, que había llamado su atención des del primer momento en que Vazquez le había enseñado la sencilla foto. Ahora solo tenía ojos para ella, su corazón solo latía por ella, su respiración solo se agitaba por ella. Se había olvidado… hasta de Belen.

La desnudó. Sin dejar de besarla. La tumbó en la cama. Ella le apartó el albornoz.
Tuvo el placer de contemplar el bello cuerpo de Peter. Era completamente perfecto.
El sonrió y volvió a besarla, colocándose entre sus piernas. La acarició, toda… toda suya. Sus pezones ya estaban erguidos, y su sexo ya estaba mojado, invitándolo a entrar. Quería hacerla suya… dios… no deseaba nada más en estos momentos.
Mordisqueó el cuello de Lali haciendo que ella alzara las caderas. Peter buscó un preservativo, no aguantaba más sin poseer el cuerpo de su amada mujer.

- No. - Lali lo detuvo. – Tomo la pastilla. – Rodeó su espalda con sus brazos y lo acercó a ella. – Quiero sentirte… completamente. Sin… sin barreras de látex de por medio.
Peter gimió escuchando sus palabras. ¿Hacerlo sin condón? A carne viva… sentirla, a ella, a su interior, sin algo que lo cubriera… era la mejor propuesta que le habían hecho nunca.
- ¿Estás preparada para mí? – murmuró Peter besándole la frente.

Lali asintió. Si hablaba se pondría a llorar. Apoyó la cabeza contra el hombro de Peter y se lo besó. Sintió como él empezaba a abrirse adentro de su propio cuerpo.
 Peter no pudo evitar gemir al sentir… como la húmeda y estrecha carne de Lali comenzaba a apretarle el pene. Pero algo lo detuvo. Había… alguna cosa allí. El corazón le latió fuerte. Ahora lo entendía todo, ahora entendía por qué Lali no había querido sexo con él, ahora… encajaban las piezas del puzle. La miró, conmocionado.
Ella tenía los ojos inundados en lágrimas. Aquel día la había visto llorar demasiado, y eso le dolía. Otra muestra de que lo que había allí, de lo que sentía, era mucho más que simple afecto. Lali abrió la boca para decir algo. Quizás otro ‘te amo’.

- No me dejes… - murmuró, abrazándolo por la espalda, aún más fuerte. Peter le apartó un mechón de la cara y se lo colocó detrás de la oreja. La miró, con los ojos humedecidos.
- ¿Por qué te iba a dejar? Si esto es lo más hermoso que he vivido nunca…
Peter se tumbó detrás de Lali abrazándola. Le besó el cuello, el hombro. Ella sonreía. Los tapó a los dos.
- ¿Te ha dolido mucho? – murmuró en su oreja.
- ¿Te soy sincera? – se giró y apoyó su cabeza en el pecho de Peter. Él le acarició el pelo. – La verdad es que empezar… con una cosa como la tuya… duele bastante.
Peter se rió y Lali con él.
- Lo siento.
- No pidas disculpas. Tendrás que compensarme. – se sentó encima de él. Y lo besó. Pasando los dedos entre los adorables cabellos de Peter.
- Eso ni lo dudes… - la apretó más contra su abdomen. – no has llegado… -murmuró, entristecido.
- La primera vez no se acostumbra a tener orgasmos… - Lali cogió la cabeza de Peter y la apoyó contra su pecho.
- Pero yo no quería que te doliera…
- Lo sé… has sido muy… cariñoso. – besó su cabeza. – Al menos tu si llegaste.
- Intenté que no.
Lali se rió.

- ¿Por qué?
- Me parece feo correrme antes que tu, o aun peor… que tu no lo hayas hecho.
- Bueno, estos días has hecho que me corra de lo lindo… así que estamos en paces.
- No es lo mismo.
  Lalise tumbó encima de Peter. Entrecerró los ojos. A pesar de la conversación, ella estaba feliz. Ya no era virgen, y el hombre que se la había arrebatado, había sido él… había sido Peter.
- ¿Por qué me dijiste que no te dejara? – dijo Peter apartándole el pelo.

- Porque… - Lali bostezó. – Con mi último novio lo estuve a punto de hacer… y él… cuando supo que yo era virgen… se fue. No volvió a llamarme… no volví a saber de él. Se ve que… buscaba alguna mujer con más experiencia.
- Pues no sabe la joya que se ha perdido. – sonrió, sin dejar de acariciar a Lali. Nunca había sido un hombre romanticón, ni cursi… pero eso era… hermoso. Estar así, hablando, con la mujer a la que más amaba, con la mujer, a la que había hecho, ahora sí, completamente suya, suya para siempre.

Lali despertó, lentamente. Se sintió feliz, al saber que lo primero que sus ojos veían, era a Peter. Y quería que fuera así por mucho tiempo… por no decir, por el resto de los días que le quedaban de vida. A Lali se le iluminó la mente. Se escondió, debajo de las sabanas…

Era la primera vez que Peter se despertaba jadeando.
- Oh, si… - quitó de una ventilada las sabanas de encima suyo y vió a Lali, practicándole una perfecta mamada. Gimió ante la imagen.

¿Cuándo ha sido tan bueno el sexo oral?
Él había podido aguantar hasta media hora en boca de una mujer. Pero con Lali... era distinto. Solo acababa de empezar… y ya lo tenía palpitando, más duro que una piedra. Temía no durar ni cinco minutos.
Sentía los dulces labios de Lali encerrándolo en su húmeda boca, succionándolo, pidiéndole que se corriera en su garganta. Se contuvo las ganas de coger a Lali del pelo y apretarla contra él. El placer era… era inmenso. No podría aguantar más. Y no era justo, esta vez le tocaba a Lali tener un orgasmo que le hiciera ver las estrellas. Le apartó la cara, y ella de mala gana se levantó, después de un gracioso ‘plop’ producido por la liberación del pene de Peter de la boca de Lali.

- Ven aquí… ven aquí. – dijo cogiéndola de la cintura y subiéndola hasta su altura. - ¿No crees que ya es suficiente? Ya me he dado cuenta de que puedes hacer que me corra con solo rozarme con tu dulce boca… ahora es mi turno.
La tumbó bajo él y levantó sus piernas, colocándolas en sus hombros. Cogió el pote de lubricante de su mesita, aun que sabía… que no haría mucha falta, porque… estaba empapado de la saliva de Lali. Ella sonrió, abriéndose aun más de piernas. Peter no pudo apartar la vista. Se aplicó algo de lubricante. Volvió a mirarla a los ojos. Esos ojos que pedían que la penetraran hasta el fondo. Lali alzó las caderas, en una descarada invitación que enloqueció a Peter. Lo puso a un punto, tan excitado, que le dolía.
- Ah… dios… - gimió, embistiéndola de una entera vez.
Lali gimió.y Peter paró en seco.
- ¿Te he hecho daño?
- No… ¡Sigue!- le rogó, encogiendo los dedos de los pies por el gusto.
 

Peter sonrió, se retiró completamente… haciendo que Lali perdiera el control, que gimiera, que le rogara que entrara de nuevo en ella. Luego… volvió a meter, lentamente, cada y uno de los veinticinco centímetros por los que Lali moría.



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